LA RICA AVIFAUNA HACE DE LA HISPANIOLA UN BUEN LUGAR PARA LA OBSERVACIÓN DE PÁJAROS
SANTO DOMINGO.- El primer domingo de cada mes, el Jardín Botánico Nacional se convierte en el punto de reunión para un grupo de amantes de la naturaleza que dedica la mañana de ese día a la observación de aves. Se trata de los miembros de la Sociedad Ornitológica de la Hispaniola (SOH), a quienes se puede sumar, sin más costo que el de la entrada al parque, toda persona interesada en conocer la avifauna de la isla.
Un par de binoculares -que, en el caso de estos paseos dominicales, son suministrados por la SOH- y una guía impresa constituyen la principal inversión para quien desea convertir el avistamiento de aves o “birding”, como se le conoce en inglés, en su pasatiempo.
La sensibilidad por el medio ambiente y la paciencia completan el conjunto de “herramientas” necesarias para la observación de pájaros, una práctica, que si bien no se destaca como una de las aficiones de los dominicanos, concita la atención de más de 60 millones de entusiastas en países como Estados Unidos y Canadá.
Pero República Dominicana cuenta con excelentes condiciones para este tipo de actividad. La gran variedad de ecosistemas presentes en la isla que comparte con Haití sirven de hábitat a alrededor de 300 especies de aves.
De esas especies, según Kate Wallace, de la SOH, dos tercios son aves nativas y alrededor de cien, migratorias. Entre las nativas, hay 30 endémicas, es decir, que no se encuentran en ningún otro lugar.
Ver aves es apreciar la naturaleza
Otras actividades
Hoy se celebra el Día Internacional de la Biodiversidad y concluye oficialmente el VII Festival de Aves Endémicas del Caribe, organizado por la Sociedad para el Estudio y la Conservación de las Aves del Caribe.
La celebración, amparada bajo el lema “De la tundra al Trópico: conectando aves, hábitat y la gente”, se inició el 22 de abril, Día de la Tierra, y aunque en el resto de las islas caribeñas participantes concluye hoy, la Sociedad Ornitológica de La Hispaniola (SOH) programó actividades hasta el próximo primero de junio.
La SOH, fundada en el 2001, está conformada por un grupo “bastante pequeño”, según Kate Wallace, una de sus integrantes, pero cualquier persona interesada en la avifauna de La Hispaniola puede sumarse a sus actividades.
De hecho, la caminata que la sociedad organiza el primer domingo de cada mes, a partir de las 7:00 de la mañana en el Jardín Botánico Nacional, está abierta al público. En el recorrido por el parque, miembros de la SOH fungen como guías e introducen a los principiantes en el “birding”, explicándoles la importancia, características y comportamiento de las aves avistadas, que, en esta época son nativas, y a las cuales, en otoño e invierno, se suman las migratorias llegadas de Estados Unidos y Canadá.
“Para la observación hay que tener paciencia”, comenta Wallace, una bostoniana que llegó al país hace 14 años como voluntaria del Cuerpo de Paz de la Embajada de Estados Unidos.
Durante las dos o tres horas de caminata, los participantes tratan de hablar sólo lo necesario y estar atentos para escuchar el canto que “delata” la presencia de un pájaro.
En el Jardín Botánico Nacional han sido identificadas 66 especies de aves, ocho de ellas endémicas y 20 migratorias. Observarlas “es un proceso lento, pero interesante”, asegura Wallace, pero más interesante todavía resulta aventurarse al interior del país para conocer cómo viven algunas de las 300 especies que enriquecen la biodiversidad de la isla.
A decir de Pedro Genaro, fotógrafo y miembro de la SOH, con un entorno urbano tan contaminado, el ser humano debe acercarse más a la naturaleza, ayudándose de las herramientas e información que le permitan comprender el comportamiento de los animales para, de ese modo, aprender a ver el medio ambiente como un todo y, más que observador de aves, convertirse en un naturalista.
La observación de aves no se queda en un simple pasatiempo. Esta actividad desarrolla la sensibilidad hacia el medio ambiente y la conciencia sobre la importancia de preservarlo.
En un documento informativo, la Sociedad para el Estudio y la Conservación de las Aves del Caribe cita varias razones de por qué es importante para la región preservar el hábitat de las aves. Entre los porqués se encuentra el orgullo de poseer especies endémicas, el sustento y resguardo que encuentran en el Caribe muchas aves migratorias, el control de plagas que se hace posible gracias a aves insectívoras, la polinización a la que contribuyen las nectarívoras y la dispersión de semillas que contribuye al mantenimiento de los bosques (las palomas, por ejemplo, dispersan semillas de árboles madereros importantes a través de los bosques, explica el documento).
Además de las caminatas y excursiones para observar aves, la Sociedad Ornitológica de La Hispaniola (SOH) está involucrada en otros proyectos, como una investigación sobre el gavilán dominicano (Buteo ridgwayi), especie incluida en la lista de aves “bajo amenaza crítica” y de la cual quedan unos 200 ejemplares en Los Haitises.
La investigación se ejecuta en conjunto con The Peregrine Fund y WildLife Preservation Trust, y proyecta la introducción del gavilán en zonas donde no se encuentra actualmente.
Como ave de rapiña, al gavilán se le acusa de atacar aves de corral, cuando, en realidad, se alimenta de roedores y reptiles, convirtiéndose en un controlador de plagas. La tala y quema de terrenos para hacer conucos acaba con el hábitat y alimento de esta especie, colocándola al borde de la desaparición, como ocurrió con la Mycteria americana, cigüeña nativa que se extinguió de la isla.
En el país existen aves que no están en peligro, pero de las cuales no se tiene suficiente información. Es el caso de la cúa, el torico y el zorzal de la selle, pájaros difíciles de avistar.
Según Wallace, la falta de información se debe a que en el país no se enseña el estudio de aves y hay pocos científicos especializados en ornitología.
Del otro lado de la moneda se hallan las aves que han desaparecido de otros territorios y que sólo quedan aquí, por lo cual se convierten en endémicas, como el cuervo cuelliblanco y la golondrina dorada.
Entre las especies más vistas en el país están el carpintero y la cigua palmera. El primero proviene de una familia extensa y se halla en muchos lugares, pero la segunda es única dentro de su familia.
Autor: Jaclin Campos
Fuente: Listín Diario